Los perros tienen un papel cada vez más importante en nuestras vidas, compartimos muchos momentos con ellos y se ha generalizado su presencia incluso en las grandes ciudades. Ya pueden ir de viaje con nosotros, a algunas playas, a bares y restaurantes ¡e incluso hay pastelerías especiales para ellos!
Sin embargo, a pesar de todo lo positivo que conlleva esta mayor presencia de los perros en nuestro día a día, debemos tener en cuenta siempre que no son humanos y por tanto sus costumbres y sobre todo su alimentación no deben ser las mismas que las nuestras bajo ningún concepto. Como animales y como perros su dieta debe seguir unas pautas específicas, acordes además a su tamaño, edad y constitución.
Proporcionar una alimentación inadecuada a nuestro perro puede tener consecuencias muy perjudiciales e incluso letales para él. Alimentos tales como el chocolate, el café y el té (altamente irritantes para el estómago de nuestro perro), el aguacate y el pescado crudo son algunos de los que debemos evitar.
Nuestro mejor amigo necesita ante todo una dieta rica en proteínas e hidratos de carbono, cuya proporción en su alimentación variará dependiendo de sus características: edad, tamaño, raza (o cruce de razas), ritmo de vida… El veterinario será el que nos proporcione las claves para encontrar la dieta que mejor se adecue a nuestro perro.
El tamaño es el primer factor que va a diferenciar la dieta de nuestro perro. Si es de tamaño pequeño, tiene un metabolismo más rápido, por lo cual (y dependiendo de su grado de actividad) puede necesitar hasta el doble de calorías que otros perros de mayor tamaño, pese a la creencia general. Por ello, necesitará una dieta alta en carbohidratos y grasas.
Si por el contrario nuestro perro es un grandullón, tendrá un metabolismo más lento, pero también (por lo general) un mayor apetito. Necesitará más proteína y menos grasa, pues muchos de estos perros tienen tendencia a engordar con facilidad.
En definitiva, cómo sea nuestro perro marcará su alimentación ideal, pero hay algo que es común para todos: esos alimentos que no deben comer. Te decimos algunos de ellos.
La regla es clara: todo alimento con componentes artificiales (azúcar, sal, colorantes, etc.) está totalmente prohibido en la alimentación de nuestro perro.
Como para los humanos, para los perros también son tóxicos algunos de los hongos y setas que encontramos al aire libre. Mantén siempre el ojo atento durante vuestros paseos por el bosque, y ante cualquier sospecha de que el perro haya ingerido alguna seta desconocida, acude inmediatamente al veterinario.
Nos referimos sobre todo a los aperitivos salados, las palomitas, las patatas fritas, encurtidos... Su organismo no procesa la sal en esas cantidades y pueden ser muy perjudiciales para ellos: desde causarles mucha sed y orina excesiva a diarreas, vómitos e intoxicaciones.
Aunque varios estudios apuntan que las uvas son tóxicas para los canes, el mecanismo de toxicidad aún se desconoce. Tanto uvas como pasas son muy indigestas para los perros y les provocarán casi con seguridad vómitos, diarrea y malestar estomacal. Tampoco es bueno darles de comer cerezas, pues sus huesos son tóxicos para ellos.
Esto puede parecer una obviedad y no creemos que nadie a estas alturas le dé alcohol a su perro, pero hay que recalcarlo siempre: el alcohol está terminantemente prohibido para los perros y para cualquier otro animal. Les puede llegar a provocar la muerte.
Ya en pequeñas dosis, los cítricos pueden causar irritaciones en el estómago de los perros provocándoles dolores y una mala digestión. Es mejor evitarlos a toda costa.
Hay algunas semillas más tóxicas que otras, como las pepitas de la manzana o de la cereza, pero en general es buena idea retirarlas todas antes de dar cualquier fruta a nuestro perro.
En general debemos tener mucho cuidado con qué tipo de frutos secos proporcionamos a nuestro perro. Algunos son beneficiosos para ellos en cantidades moderadas, pero algunos, como las nueces de macadamia, las nueces comunes o la nuez moscada, pueden causar incluso daños neurológicos al perro. Si tienes dudas, consulta con tu veterinario.
Estas son sustancias totalmente prohibidas para los perros. Irritan su estómago, les provocan dolores, vómitos y diarreas. A la larga pueden provocarles problemas cardíacos.
Ambos alimentos contienen una sustancia llamada tiosulfato, la cual los perros no pueden digerir por la falta de una enzima. Les puede causar además taquicardias, anemia, desmayos y apatía, entre otros síntomas.
Podemos dar a nuestro perro yogur y queso pero con moderación (además les suelen gustar mucho). Sin embargo, en cuanto a la leche, no debemos dársela a nuestro perro bajo ningún concepto, pues no la digieren bien y le provocará malestar estomacal.
El xilitol está presente en los productos normalmente etiquetados como "sin azúcar". Al tratarse de un tipo de azúcar alcohol es altamente perjudicial para los perros, por lo que debemos evitar en general ese tipo de productos con aditivos artificiales.
Esta fruta tiene semillas que los perros no pueden digerir, por lo que es mejor evitar su ingestión. En cuanto al aguacate, hay cierta controversia sobre si su pulpa es perjudicial, pero en todo caso el hueso y las hojas sí lo son, por lo que mejor evitarlo.
Los huesos duros, que no se astillan, son buenos para fortalecer la dentadura y la mandíbula de nuestro perro, pero algunos como los de pollo son muy peligrosos pues se pueden astillar y clavarse en la boca y garganta. Lo mejor es consultar con nuestro veterinario antes de darle ningún hueso a nuestro perro, y que él nos aconseje.
Sabemos que el sushi está muy de moda pero incluso nosotros debemos consumirlo con moderación. Para tu perro es un manjar prohibido pues la tiamina que contiene puede ser letal para él.
En cantidades controladas y sin sobrepasar un exceso no ocurre nada pero si se lleva un descontrol y la cantidad de azúcar ingerida es grande, favorece a la aparición de obesidad y diabetes.
Es peligroso que tu perro los ingiera ya que sus huesos albergan una gran cantidad de cianuro que es perjudicial para tu mascota. Además, dichas semillas pueden hacer que tu perro se atragante quedándose alojadas en su garganta o incluso en su tracto digestivo.
En muchas ocasiones estas comidas incluyen cebolla u otros alimentos que no son buenos para el perro. Además, estos productos no aportan todos los nutrientes necesarios para la alimentación de un perro.
La aspirina, el naproxeno, el paracetamol, el ibuprofeno, los antidepresivos, los relajantes musculares y los antihistamínicos bajo ningún concepto deben ser ingeridos por nuestra mascota ya que pueden provocarles graves problemas digestivos y hepáticos.
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